Pues bien, basándonos en la leyenda, hicimos un diseño muy atractivo, donde se expresaba cada uno de los pasajes del escrito: La diosa del mar, la sabiduría, las olas,...... la cosa no se quedó en eso y decidimos darle movimiento al proyecto... Roberto fue el encargado de sumarse a la apuesta que estábamos realizando y dedicó su tiempo y parte de sus ilusiones en sorprender al cliente con su magia,...el faro empezó a iluminar, aparecía la bruma por abajo, el buho abría y cerraba los ojos, se desplegaba el manuscrito que la Diosa del mar (a la que Marta presta su imagen) lleva en su mano..... Así redondeamos un boceto que terminó naufragando en un mar de 7 olas. .... El porque?,... pues porque no estábamos ante el cliente adecuado. Una editorial con 2 libros en su haber, con otras miras (no estéticas, puesto que lo fliparon cuando vieron el entorno en movimiento) y dispuestos a dejar el diseño a un coleguita, cuñao, primo, programador... que le hacía la web por 350 euros. Que le vamos a hacer, el dinero manda y, aunque dimos un precio ridículo (sobre todo para un proyecto con esta estética), no se puede luchar cuando alguien te hace "¿lo mismo?" un poco más barato.
Ahora mismo Arturo, Roberto, Marta y yo tenemos un mal sabor de boca, algo así como cuando nadando a contracorriente y sin esperarlo, pegas una bocanada de agua de mar, salada y pastosa, un mar de 7 olas que se dirigen a la otra orilla.